Tras la reciente votación en la Asamblea General de Naciones Unidas (29.11.2012), con más de 140 votos sobre un total de 193, Palestina ha conseguido cambiar su estatus, pasando de ser entidad observadora a Estado no miembro observador.
Fuente EFE/END | Mahmud Abbas (Presidente de la Autoridad Nacional Palestina) y Ban Ki-moon (Secretario General de las Naciones Unidas)
Palestina, es cierto, hoy en día carecería de dos atributos indisociables a todo Estado: monopolio legítimo de la violencia y soberanía territorial. Sin embargo, sobre todo en relación a este último, ha de entenderse en buena parte por la presencia de un Estado como Israel que, sistemáticamente en las últimas décadas y contraviniendo el Derecho Internacional, ha menoscabado dicho atributo con prácticas tan lesivas como los asentamientos de colonos fuera de su territorio o el denominado “Muro de Cisjordania”.
Más allá de todo, las posibilidades futuras de que Palestina se constituya jurídicamente como un Estado dependen de diferentes variables también exógenas.
Primero, se hace difícil pensar en un Estado palestino mientras siga gobernando en Israel el Likud, un partido conservador liderado por Benjamín Netanyahu y que sistemáticamente ha rechazado cualquier atisbo real de creación de un Estado en Palestina. Más difícil se hace si el máximo representante del gobierno israelí en exteriores es alguien como Avigdor Lieberman, un antiarabista confeso que ya ha amenazado con tratar de derrocar al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, en caso de que obtenga el respaldo de la comunidad internacional.
La segunda variable pasaría por Washington. La administración Obama, desde inicios de su gobierno, hizo acopio de buenas voluntades por intervenir en un proceso en el que su presencia, hasta el momento, se reduce a obstaculizar el papel de la comunidad internacional al respecto y alertar, como lo ha hecho recientemente, con suspender el programa de ayudas a Palestina.
En un tercer estadio, no menos prometedor, se encontraría la Unión Europea. Una vez más, en una cuestión que debiera articular una voluntad común y acorde con los valores que propugna, se presenta al mundo dividida. En un primer momento se trató de obtener un posicionamiento común a favor de la abstención. Sin embargo, mientras doce países —España, Bélgica, Francia, Portugal y Dinamarca, entre otros— han considerado la necesidad de que Palestina obtenga un mayor respaldo en su pretensión y han votado a favor; el resto ha optado entre la abstención (Reino Unido y Alemania) y el voto en contra (República Checa, Holanda y Bulgaria).
Más allá de reconocimientos simbólicos, Palestina necesita de materializaciones tangibles que, en buena parte, dependen de actores y decisiones externas con intereses encontrados y que, pese a todo, hoy en día invitan más al escepticismo y menos a soñar con la verdadera creación de un Estado en Palestina.
Primero, se hace difícil pensar en un Estado palestino mientras siga gobernando en Israel el Likud, un partido conservador liderado por Benjamín Netanyahu y que sistemáticamente ha rechazado cualquier atisbo real de creación de un Estado en Palestina. Más difícil se hace si el máximo representante del gobierno israelí en exteriores es alguien como Avigdor Lieberman, un antiarabista confeso que ya ha amenazado con tratar de derrocar al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, en caso de que obtenga el respaldo de la comunidad internacional.
La segunda variable pasaría por Washington. La administración Obama, desde inicios de su gobierno, hizo acopio de buenas voluntades por intervenir en un proceso en el que su presencia, hasta el momento, se reduce a obstaculizar el papel de la comunidad internacional al respecto y alertar, como lo ha hecho recientemente, con suspender el programa de ayudas a Palestina.
En un tercer estadio, no menos prometedor, se encontraría la Unión Europea. Una vez más, en una cuestión que debiera articular una voluntad común y acorde con los valores que propugna, se presenta al mundo dividida. En un primer momento se trató de obtener un posicionamiento común a favor de la abstención. Sin embargo, mientras doce países —España, Bélgica, Francia, Portugal y Dinamarca, entre otros— han considerado la necesidad de que Palestina obtenga un mayor respaldo en su pretensión y han votado a favor; el resto ha optado entre la abstención (Reino Unido y Alemania) y el voto en contra (República Checa, Holanda y Bulgaria).
Más allá de reconocimientos simbólicos, Palestina necesita de materializaciones tangibles que, en buena parte, dependen de actores y decisiones externas con intereses encontrados y que, pese a todo, hoy en día invitan más al escepticismo y menos a soñar con la verdadera creación de un Estado en Palestina.
Fuente Reuters
Escrito por | originally written by: Jerónimo Ríos Sierra | El Espectador online (Bogotá, Colombia).
Editor en Jefe | Editor in Chief: ChOA.
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Palestina como Estado observador no miembro de la ONU
Posted by Christopher Oscar de Andrés, on Wednesday, December 26th 2012 at 09:10
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Noruega y Cuba intervendrán como garantes; Venezuela y Chile en calidad de acompañantes.
Comienzan en Oslo los diálogos de paz entre el Gobierno Santos y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como es sabido, con una presencia importante de la comunidad internacional, donde Noruega y Cuba intervendrán como garantes, y Venezuela y Chile en calidad de acompañantes. Resulta preciso hacer un ejercicio de pedagogía que revele quién es quién y qué se espera de cada uno en las negociaciones.
Primeramente, como es sabido, Noruega será el primer destino de las conversaciones y posteriormente Cuba será la sede permanente de las mismas. El país nórdico cuenta con una amplísima experiencia en materia de resolución de conflictos, con una veintena de participaciones en este tipo de procesos, como por ejemplo los de Israel y Palestina; Sri Lanka; Guatemala; Ruanda o Congo.
Asimismo, tuvo acto de presencia en el anterior proceso del Caguán, al igual que Cuba, que tiene una dilatada experiencia como facilitador en el conflicto interno colombiano, tanto con las FARC como con el ELN, y su posición al respecto siempre ha sido la de invocar la necesidad de una salida negociada al mismo.
Cuba y Noruega contribuyen al proceso, primero como convocantes, asumiendo la responsabilidad de solicitar el inicio de los diálogos de paz, así como de darles continuidad. Lo normal es que como sedes sirvan a su vez como favorecedores del escenario físico donde deberán desarrollarse los diálogos, confiriendo así una mayor formalidad.
Asimismo, tuvo acto de presencia en el anterior proceso del Caguán, al igual que Cuba, que tiene una dilatada experiencia como facilitador en el conflicto interno colombiano, tanto con las FARC como con el ELN, y su posición al respecto siempre ha sido la de invocar la necesidad de una salida negociada al mismo.
Cuba y Noruega contribuyen al proceso, primero como convocantes, asumiendo la responsabilidad de solicitar el inicio de los diálogos de paz, así como de darles continuidad. Lo normal es que como sedes sirvan a su vez como favorecedores del escenario físico donde deberán desarrollarse los diálogos, confiriendo así una mayor formalidad.
Roy Chaderton, Embajador venezolano ante la OEA, como acompañante
Igualmente, Noruega y Cuba deben asumir la importancia de dos estrategias básicas: la estrategia de comunicación y la estrategia de formulación. Así, por un lado, en lo que tiene que ver con la comunicación, aparte de contactar con las partes, obtener su credibilidad para negociar y clarificar el contexto de la negociación, deberán estimular, si fuera necesario, el intercambio de información relevante que contribuya al entendimiento de las partes.
Por otro lado, en lo que respecta a la estrategia de comunicación, la responsabilidad de Noruega y Cuba pasa por elegir el ambiente de la reunión; favorecer un control del ritmo de las mismas; propiciar un ambiente físico idóneo; establecer el protocolo; asegurar la privacidad e, incluso, controlar el calendario; además de ayudar a mantener el proceso centrado en sus asuntos más relevantes.
En adición, el hecho de que ambos países sean garantes del proceso de paz supone, de paso, conferir seguridad a los avances que se vayan sucediendo pues, en un caso como el colombiano, la ausencia de confianza entre las partes obliga a que un tercero testimonie los avances y compromisos que paulatinamente se vayan acordando.
La función de Chile y de Venezuela, representados respectivamente por Milenko Skoknic, actual Jefe de Gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores, y Roy Chaderton, Embajador venezolano ante la OEA y exembajador en Colombia, es la de servir como acompañantes.
Por otro lado, en lo que respecta a la estrategia de comunicación, la responsabilidad de Noruega y Cuba pasa por elegir el ambiente de la reunión; favorecer un control del ritmo de las mismas; propiciar un ambiente físico idóneo; establecer el protocolo; asegurar la privacidad e, incluso, controlar el calendario; además de ayudar a mantener el proceso centrado en sus asuntos más relevantes.
En adición, el hecho de que ambos países sean garantes del proceso de paz supone, de paso, conferir seguridad a los avances que se vayan sucediendo pues, en un caso como el colombiano, la ausencia de confianza entre las partes obliga a que un tercero testimonie los avances y compromisos que paulatinamente se vayan acordando.
La función de Chile y de Venezuela, representados respectivamente por Milenko Skoknic, actual Jefe de Gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores, y Roy Chaderton, Embajador venezolano ante la OEA y exembajador en Colombia, es la de servir como acompañantes.
Su principal cometido tiene que ver con el de asumir lo que se conoce como “estrategias de manipulación”. Es decir, garantizar el mantenimiento de las partes en la mesa; velar por la responsabilidad de las concesiones; informar a las partes del costo del desacuerdo; proporcionar y filtrar información; presionar a las partes para que muestren flexibilidad, así como manejar, en la medida en que fuese necesario, cambios sobre las expectativas con el fin de permitir la discusión de los intereses comunes.
Su principal responsabilidad reposa en todo lo que concierne al entendimiento entre guerrilla y Gobierno y en la desactivación de posibles “puntos críticos”. De este modo, stricto sensu, ni los acompañantes ni los garantes asumirían funciones de mediación, al tratarse más bien de una labor de facilitación del entendimiento y de la comunicación en pos de propiciar escenarios de consenso.
Sea como fuere, aunque la selección de los actores internacionales que van a estar presentes resulta una apuesta acertada y equilibrada para propiciar “puntos de encuentro”, conviene precisar que la técnica de resolución del conflicto escogida por guerrilla y Gobierno colombiano no ha sido la de la MEDIACIÓN, sino la de la NEGOCIACIÓN.
Su principal responsabilidad reposa en todo lo que concierne al entendimiento entre guerrilla y Gobierno y en la desactivación de posibles “puntos críticos”. De este modo, stricto sensu, ni los acompañantes ni los garantes asumirían funciones de mediación, al tratarse más bien de una labor de facilitación del entendimiento y de la comunicación en pos de propiciar escenarios de consenso.
Sea como fuere, aunque la selección de los actores internacionales que van a estar presentes resulta una apuesta acertada y equilibrada para propiciar “puntos de encuentro”, conviene precisar que la técnica de resolución del conflicto escogida por guerrilla y Gobierno colombiano no ha sido la de la MEDIACIÓN, sino la de la NEGOCIACIÓN.
Milenko Skoknic, actual Jefe de Gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores Chileno
La mediación se entiende como un mecanismo de resolución pacífica de conflictos en el que el outsider interviniente lo hace bajo una estructura triangular, aceptada por las partes de mutuo acuerdo, dado su carácter neutral e imparcial —que, en principio, sólo Noruega representaría—, y que resulta de gran interés por su capacidad para facilitar la superación de escenarios difíciles y de estancamiento.
La fórmula de diálogo adoptada, con independencia de la asistencia y los posibles roles y funciones de los países señalados, se constituye dentro de una dimensión bilateral, donde los dos interlocutores son los actores involucrados y quienes llevarán el peso de la discusión, la elaboración de las propuestas, el intercambio cooperativo de concesiones y la identificación de los puntos satisfactorios dentro de los cinco pilares fundamentales; (*) desde los que se constituye el grueso de la agenda de negociación que, esperemos, sea la última y definitiva.
La fórmula de diálogo adoptada, con independencia de la asistencia y los posibles roles y funciones de los países señalados, se constituye dentro de una dimensión bilateral, donde los dos interlocutores son los actores involucrados y quienes llevarán el peso de la discusión, la elaboración de las propuestas, el intercambio cooperativo de concesiones y la identificación de los puntos satisfactorios dentro de los cinco pilares fundamentales; (*) desde los que se constituye el grueso de la agenda de negociación que, esperemos, sea la última y definitiva.
(*) La agenda de negociación se encuentra gravitando en torno a cinco puntos: (1) desarrollo agrario; (2) narcotráfico; (3) derechos de las víctimas; (4) integración en la vida política; (5) dejación de las armas.
Escrito por | originally written by: Jerónimo Ríos Sierra | Especial para El Espectador (Bogotá, Colombia).
Editor en Jefe | Editor in Chief: ChOA.
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