Efectivamente, el pasado 31 de enero de 2020 Reino Unido ejecutó un viraje brutal hacia un océano de incertidumbre. Boris Johnson va a necesitar un faro con urgencia. Algunos analistas británicos apuestan por el Liberalismo. Para la Unión Europea supone un ‘nuevo amanecer’, como anunciaban en una rueda de prensa los presidentes de las tres instituciones principales de la UE (Presidenta von der Leyen, Presidente Michel y Presidente Sassoli). Pero, ¿qué supone para los británicos cuando miran de frente a un conflicto que puede convulsionar su economía en cuestión de meses?
Fuente: europa.eu/newsroom
A fecha del pasado 31 de enero de 2020 se ejecutó el aclamado y criticado Brexit, marcando la salida de la Unión Europea de ‘Gran Bretaña’ (1) como enfatizan los hubs de analistas británicos. Sin embargo, existe un período para consolidar el ‘cambio’ hasta el 31 de diciembre de 2020; en el cual las piezas de un puzle cameroniano y poliédrico, se deberán ajustar correctamente: la ciudadanía, los bienes y los servicios continuarán moviéndose libremente entre Gran Bretaña y la UE. Se está negociando un acuerdo sobre comercio y migración para este período de transición que se extenderá hasta finales de este año.
Boris Johnson con la Presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, en el número 10 de Downing Street, enero 2020. Fuente: EFE/Simon Dawson
RUTA CRONOLÓGICA DEL PROCESO (FEBRERO 2016-ENERO 2020), DESTACANDO 7 FECHAS
Echemos la vista atrás en la cronología de este proceso crítico que se inicia en febrero de 2016, con efectos en el marco geopolítico y económico que sufriremos, respectivamente, a corto y medio plazo.
-20.02.2016: el Primer Ministro, David Cameron, anunciaba el 23 de junio como la fecha de la celebración de un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE. Unos días antes, firmó en Bruselas un ‘nuevo estatus’ para Gran Bretaña en el seno de la Unión. Fue entonces cuando ni él ni su equipo de asesores transversales y brillantes entendieron que las cuentas financieras, fiscales, económicas… superarían un hito político de inmensa magnitud. La ruleta del destino respondía con ironía burlesca cuando ese 23 de junio de 2016 la propuesta del Brexit ganaba el referéndum por 51,9% frente al 48,1% de británicos que optaron por la permanencia. 24 horas más tarde, el primer ministro, David Cameron, anunciaba su dimisión. Pasando Theresa May a convertirse en la nueva Primera Ministra británica a fecha 13 de julio 2016.
-17.01.2017: Theresa May anuncia un plan gubernamental para la salida de la UE, estableciendo las prioridades en la negociación. Unos días más tarde, publicaba el ‘Libro Blanco’ del Brexit, en el cual se definían las líneas de salida.
-14.11.2018: la UE y el Reino Unido pactan el ‘Acuerdo de Salida’, que fija la fecha del Brexit en el 29 de marzo de 2019. Dominic Raab, sustituto de David Davis al frente de las negociaciones con la UE, renuncia y le sustituirá Steve Barclay, un ex-banquero próximo a la campaña 'Vote Leave'. Lo cual no evitaría notables dimisiones en su Gobierno provocadas por discrepancias en el acuerdo con la UE.
-21.01.2019: tras varios fracasos parlamentarios, la Primera Ministra británica presenta un ‘Plan B’ sobre el acuerdo del Brexit, que tampoco convencería a los diputados. El 12 de marzo, May sufre una amarga derrota con 149 votos de diferencia: 242 diputados le corresponden con un 'sí', frente a los 391 que rechazan su propuesta.
-21.05.2019: la Premier británica presenta su nueva propuesta y abre por primera vez las puertas a un segundo referéndum. "Yo soy contraria a esa opción, pero admito que hay parlamentarios que la exigen. Esto significa que si hay diputados que quieren un segundo referéndum, deberían votar a favor de la Ley", declaró May durante un discurso en Londres, anunciado como un 'new deal' para el Brexit.
-23.07.2019: Boris Johnson, ex-Ministro de Exteriores de May y antiguo alcalde de Londres, es elegido nuevo líder del Partido Conservador británico en sustitución de Theresa May, que anunció su dimisión dos meses antes. Johnson venció con un amplio margen a su rival, el secretario de Exteriores Jeremy Hunt. El 24 de julio, tras una audiencia con la Reina Isabel II, Boris Johnson se convierte en el nuevo Primer Ministro británico. En su primera alocución, Johnson insiste en la salida de Reino Unido de la UE el 31 de octubre de 2019, con o sin acuerdo.
-12.12.2019: las elecciones británicas garantizan una victoria contundente a los conservadores y permiten a Boris Johnson, que valida su liderazgo en las urnas (son 364 escaños frente a los 203 de los laboristas), para tratar este asunto con la energía exacerbada de un torbellino: “vamos a dejar de lado la miserable amenaza de un segundo referéndum y a recuperar el control de nuestras fronteras", apuntaba Johnson. El 20 de diciembre, el Parlamento británico aprobaba la Ley del Acuerdo del Brexit (358 votos a favor y 234 en contra); lo que autoriza a la salida de la UE el 31 de enero de 2020. El Premier hizo valer su mayoría absoluta para no facilitar ninguna de las concesiones que reclamaba la oposición antes de las elecciones. Cierra por completo la posibilidad de ampliar el período de transición, que concluye el 31 de diciembre de 2020. De hecho, el 22.01.2020 la ‘Ley del Brexit’ supera el último obstáculo parlamentario cuando la Cámara de los Comunes rechaza las cinco enmiendas introducidas por la Cámara de los Lores y remite el documento oficial a la Reina Isabel II para recibir el protocolario ‘sello real’. "Nos espera un futuro brillante y excitante", vaticina un jubiloso Johnson.
Desde la perspectiva de una UE con cambios evolutivos continuos, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitaba Londres el 8 de enero y advertía a Boris Johnson de que será inviable negociar un tratado comercial post-Brexit en menos de un año; tal y como pretende el Primer Ministro británico. "A lo más que podemos llegar es a dar prioridad a ciertos elementos, pero las negociaciones van a ser duras", aseveraba Von der Leyen durante una conferencia en la London School of Economics, previa reunión en Downing Street con Johnson (2).
Echemos la vista atrás en la cronología de este proceso crítico que se inicia en febrero de 2016, con efectos en el marco geopolítico y económico que sufriremos, respectivamente, a corto y medio plazo.
-20.02.2016: el Primer Ministro, David Cameron, anunciaba el 23 de junio como la fecha de la celebración de un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE. Unos días antes, firmó en Bruselas un ‘nuevo estatus’ para Gran Bretaña en el seno de la Unión. Fue entonces cuando ni él ni su equipo de asesores transversales y brillantes entendieron que las cuentas financieras, fiscales, económicas… superarían un hito político de inmensa magnitud. La ruleta del destino respondía con ironía burlesca cuando ese 23 de junio de 2016 la propuesta del Brexit ganaba el referéndum por 51,9% frente al 48,1% de británicos que optaron por la permanencia. 24 horas más tarde, el primer ministro, David Cameron, anunciaba su dimisión. Pasando Theresa May a convertirse en la nueva Primera Ministra británica a fecha 13 de julio 2016.
-17.01.2017: Theresa May anuncia un plan gubernamental para la salida de la UE, estableciendo las prioridades en la negociación. Unos días más tarde, publicaba el ‘Libro Blanco’ del Brexit, en el cual se definían las líneas de salida.
-14.11.2018: la UE y el Reino Unido pactan el ‘Acuerdo de Salida’, que fija la fecha del Brexit en el 29 de marzo de 2019. Dominic Raab, sustituto de David Davis al frente de las negociaciones con la UE, renuncia y le sustituirá Steve Barclay, un ex-banquero próximo a la campaña 'Vote Leave'. Lo cual no evitaría notables dimisiones en su Gobierno provocadas por discrepancias en el acuerdo con la UE.
-21.01.2019: tras varios fracasos parlamentarios, la Primera Ministra británica presenta un ‘Plan B’ sobre el acuerdo del Brexit, que tampoco convencería a los diputados. El 12 de marzo, May sufre una amarga derrota con 149 votos de diferencia: 242 diputados le corresponden con un 'sí', frente a los 391 que rechazan su propuesta.
-21.05.2019: la Premier británica presenta su nueva propuesta y abre por primera vez las puertas a un segundo referéndum. "Yo soy contraria a esa opción, pero admito que hay parlamentarios que la exigen. Esto significa que si hay diputados que quieren un segundo referéndum, deberían votar a favor de la Ley", declaró May durante un discurso en Londres, anunciado como un 'new deal' para el Brexit.
-23.07.2019: Boris Johnson, ex-Ministro de Exteriores de May y antiguo alcalde de Londres, es elegido nuevo líder del Partido Conservador británico en sustitución de Theresa May, que anunció su dimisión dos meses antes. Johnson venció con un amplio margen a su rival, el secretario de Exteriores Jeremy Hunt. El 24 de julio, tras una audiencia con la Reina Isabel II, Boris Johnson se convierte en el nuevo Primer Ministro británico. En su primera alocución, Johnson insiste en la salida de Reino Unido de la UE el 31 de octubre de 2019, con o sin acuerdo.
-12.12.2019: las elecciones británicas garantizan una victoria contundente a los conservadores y permiten a Boris Johnson, que valida su liderazgo en las urnas (son 364 escaños frente a los 203 de los laboristas), para tratar este asunto con la energía exacerbada de un torbellino: “vamos a dejar de lado la miserable amenaza de un segundo referéndum y a recuperar el control de nuestras fronteras", apuntaba Johnson. El 20 de diciembre, el Parlamento británico aprobaba la Ley del Acuerdo del Brexit (358 votos a favor y 234 en contra); lo que autoriza a la salida de la UE el 31 de enero de 2020. El Premier hizo valer su mayoría absoluta para no facilitar ninguna de las concesiones que reclamaba la oposición antes de las elecciones. Cierra por completo la posibilidad de ampliar el período de transición, que concluye el 31 de diciembre de 2020. De hecho, el 22.01.2020 la ‘Ley del Brexit’ supera el último obstáculo parlamentario cuando la Cámara de los Comunes rechaza las cinco enmiendas introducidas por la Cámara de los Lores y remite el documento oficial a la Reina Isabel II para recibir el protocolario ‘sello real’. "Nos espera un futuro brillante y excitante", vaticina un jubiloso Johnson.
Desde la perspectiva de una UE con cambios evolutivos continuos, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitaba Londres el 8 de enero y advertía a Boris Johnson de que será inviable negociar un tratado comercial post-Brexit en menos de un año; tal y como pretende el Primer Ministro británico. "A lo más que podemos llegar es a dar prioridad a ciertos elementos, pero las negociaciones van a ser duras", aseveraba Von der Leyen durante una conferencia en la London School of Economics, previa reunión en Downing Street con Johnson (2).
Banderas británicas y de la UE enmarcando el célebre Big Ben, actualmente en rehabilitación. Fuente: REUTERS/Tolga Akmen
ANÁLISIS RACIONAL DESDE LA CIUDADANÍA BRITÁNICA
El Brexit generará un shock al país, tras un calvario recalcitrante que ha durado más de tres años. A efectos de la estructura institucional que gobierna el mercado único de Europa, implicará una fricción adicional en sus relaciones comerciales con la UE de los 27 países, que importan casi el 50% de sus exportaciones. La ciudadanía británica perderá el derecho automático que ahora tiene para residir más de 3 meses y trabajar en otros Estados de la UE. La nación viene experimentando una fragmentación social sobre el delicado tema de permanencia en el entorno perimetral de la Unión, mientras su élite gobernante ha sufrido un duro golpe. Ha surgido una autoridad política no sustentada por la consulta pragmática al pueblo que luego confrontará los efectos secundarios de decisiones premeditadas. Paradójicamente, la mayoría de los cambios que promete el Gobierno de Johnson podrían haberse logrado sin abandonar la UE. Sin embargo, ahora que el Brexit definitivamente ha sucedido, el grupo de países pertenecientes al Reino Unido debería aprovechar al máximo la oportunidad de reprogramar la economía y restablecer sus prioridades.
La cúpula política londinense afín a Johnson afirma que la UE será desde este mes de febrero 2020 más débil, pese a que Reino Unido siempre ha actuado como un amante infiel durante el idilio de idas y venidas con el continente que ha durado 47 años… Las últimas dos veces que Reino Unido presionó el botón de ‘resetear’, en 1945 y 1979, los programas que implementó para crear el estado de bienestar y reemplazar el socialismo por el ‘thatcherismo’ habían sido diseñados y elaborados durante un prudente marco cronológico, laboriosamente hilvanado. Cuando Reino Unido restableció su curso, en 1945 y 1979, las decisiones que se tomaron con criterio sólido apoyaron para remodelar el resto de Europa, EEUU y otras regiones globales.
Esta vez es muy diferente: Johnson, locuaz e impulsivo, se centró por completo en abandonar la UE y ahora está siendo azotado por esas tormentas críticas que se desatan en cuestión minutos en los asuntos de Estado. Tuvo que decidir hace escasos días si ceder a las demandas estadounidenses de que Reino Unido mantenga a Huawei, la empresa china que se presenta en el mercado global como líder de la tecnología 5G, fuera de su red de telefonía móvil (no lo hizo, al no alinearse con los intentos del presidente Donald Trump de expulsar a China de las cadenas mundiales de suministro de tecnología), y en breve debe confirmar si un proyecto ferroviario de alta velocidad para unir el norte de Inglaterra con el sur (hs2) debe de continuar su evolución. Desde su entrada en este escenario mediático con matices de Monty Python, Johnson demuestra ser un político cortoplacista, “a la vez que un brillante oportunista”, como lo describía la publicación The Economist en un artículo reciente. Ahora bien, para dejar una huella de impacto como hombre de Estado su gestión ha de contar con una visión estratégica, en lugar de una mera campaña táctica sin miras futuras. Esa visión podría basarse en el Liberalismo, como argumentan algunos hubs de economistas destacados en Londres. En otras palabras, la creencia en la libertad como la base de la civilización; en el Estado como servidor de la ciudadanía (y no a la inversa); en el intercambio abierto de bienes, servicios y opiniones. Ese mismo Liberalismo que cimentó el progreso del país en los siglos XIX y XX y se extendió para convertirse en la filosofía política dominante del mundo ahora está bajo amenaza en Reino Unido.
El Brexit generará un shock al país, tras un calvario recalcitrante que ha durado más de tres años. A efectos de la estructura institucional que gobierna el mercado único de Europa, implicará una fricción adicional en sus relaciones comerciales con la UE de los 27 países, que importan casi el 50% de sus exportaciones. La ciudadanía británica perderá el derecho automático que ahora tiene para residir más de 3 meses y trabajar en otros Estados de la UE. La nación viene experimentando una fragmentación social sobre el delicado tema de permanencia en el entorno perimetral de la Unión, mientras su élite gobernante ha sufrido un duro golpe. Ha surgido una autoridad política no sustentada por la consulta pragmática al pueblo que luego confrontará los efectos secundarios de decisiones premeditadas. Paradójicamente, la mayoría de los cambios que promete el Gobierno de Johnson podrían haberse logrado sin abandonar la UE. Sin embargo, ahora que el Brexit definitivamente ha sucedido, el grupo de países pertenecientes al Reino Unido debería aprovechar al máximo la oportunidad de reprogramar la economía y restablecer sus prioridades.
La cúpula política londinense afín a Johnson afirma que la UE será desde este mes de febrero 2020 más débil, pese a que Reino Unido siempre ha actuado como un amante infiel durante el idilio de idas y venidas con el continente que ha durado 47 años… Las últimas dos veces que Reino Unido presionó el botón de ‘resetear’, en 1945 y 1979, los programas que implementó para crear el estado de bienestar y reemplazar el socialismo por el ‘thatcherismo’ habían sido diseñados y elaborados durante un prudente marco cronológico, laboriosamente hilvanado. Cuando Reino Unido restableció su curso, en 1945 y 1979, las decisiones que se tomaron con criterio sólido apoyaron para remodelar el resto de Europa, EEUU y otras regiones globales.
Esta vez es muy diferente: Johnson, locuaz e impulsivo, se centró por completo en abandonar la UE y ahora está siendo azotado por esas tormentas críticas que se desatan en cuestión minutos en los asuntos de Estado. Tuvo que decidir hace escasos días si ceder a las demandas estadounidenses de que Reino Unido mantenga a Huawei, la empresa china que se presenta en el mercado global como líder de la tecnología 5G, fuera de su red de telefonía móvil (no lo hizo, al no alinearse con los intentos del presidente Donald Trump de expulsar a China de las cadenas mundiales de suministro de tecnología), y en breve debe confirmar si un proyecto ferroviario de alta velocidad para unir el norte de Inglaterra con el sur (hs2) debe de continuar su evolución. Desde su entrada en este escenario mediático con matices de Monty Python, Johnson demuestra ser un político cortoplacista, “a la vez que un brillante oportunista”, como lo describía la publicación The Economist en un artículo reciente. Ahora bien, para dejar una huella de impacto como hombre de Estado su gestión ha de contar con una visión estratégica, en lugar de una mera campaña táctica sin miras futuras. Esa visión podría basarse en el Liberalismo, como argumentan algunos hubs de economistas destacados en Londres. En otras palabras, la creencia en la libertad como la base de la civilización; en el Estado como servidor de la ciudadanía (y no a la inversa); en el intercambio abierto de bienes, servicios y opiniones. Ese mismo Liberalismo que cimentó el progreso del país en los siglos XIX y XX y se extendió para convertirse en la filosofía política dominante del mundo ahora está bajo amenaza en Reino Unido.
El Ministro de Exteriores de Reino Unido, Sajid Javid, saluda al Ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, en su última reunión en Bruselas antes del Brexit. Fuente: EFE/Olivier Hoslet
EL VÉRTIGO DE LOS ESCENARIOS DE LAS AGENDAS ECONÓMICA Y POLÍTICA
En el marco de la agenda económica, Brexit parte prematuramente en 2016 de instintos para levantar barreras contra el mundo, con un capítulo ultraliberal, que consideraba a la UE demasiado 'unionista' (statist), burocrática y provinciana. Entretanto, desde la perspectiva global de ciudades asentadas en un presente sostenible con miras futuristas hacia la Agenda 2030, como Berlín, Bruselas, Madrid, Nueva York o París, el Liberalismo significa utilizar el músculo que aún conserva Reino Unido al servicio del libre comercio y los derechos individuales, ya sea para respaldar a la Organización Mundial del Comercio (WTO, por sus siglas en inglés) o hacer que el Gobierno chino rinda cuentas por los abusos en Xinjiang. El mantra de Mr. Johnson está intensificando la escala de nivel/niveles al impulsar el crecimiento solo en algunas regiones. Mientras debería estar tratando de ofrecer generosamente a toda la ciudadanía británica la oportunidad de compartir la prosperidad. Eso significa fomentar la movilidad social invirtiendo más recursos para los más desfavorecidos y vulnerables; permitiendo la construcción de mayor número de viviendas a fin de que las personas más jóvenes puedan acceder a hogares decentes. Desarrollando una política de competencia enérgica para mantener a los responsables de los ministerios competentes en alerta y construyendo carreteras y ferrocarriles en áreas que han cambiado estructuralmente en horquillas de tiempo muy reducidas. hs2 debería ser parte de este ‘reseteo’: pese a que los números estimados resultan aún disparados, las ganancias generadas al aumentar la capacidad y la velocidad del ferrocarril en Reino Unido superarán las cifras de costes.
En el contexto de la agenda política de los últimos 150 años, el poder se ha alejado lentamente de las regiones inglesas periféricas hacia Westminster. Escocia y Gales recibieron una considerable autonomía en 1999, pero Inglaterra está altamente centralizada. Realizando un mapeo entre los clubs más selectos de analistas británicos, Brexit es percibido como “la venganza grotesca de Inglaterra contra Westminster” para otorgar privilegios especiales a Escocia y Gales, pero ignorando el resto de las regiones: cuando la consecuencia puede ser la ruptura de la unión de ‘Reino Unido’ con socarronería cacofónica. Pero sea cual sea el destino de la unión inglesa, un gobierno liberal necesita descentralizar el poder, no solo porque las decisiones reales de Estado se toman en la ruta de las necesidades de la ciudadanía, vinculada al sentir de cada ciudadano/a que tiene poder sobre su propio destino.
Reino Unido / Gran Bretaña ya no forma parte de uno de los grandes bloques mundiales: provocando que resulte vital encontrar un nuevo papel global. El efecto del Brexit se encuentra minado con interrogantes. Hace 3 días se abrió una fase sin precedentes en la historia de Europa. Nunca ningún Estado se había divorciado de la UE. Y tampoco jamás se ha negociado, por ningún experto politólogo-matrimonialista, un pacto de relación futura y un acuerdo de libre comercio entre dos bloques que, aún manteniendo intereses conjuntos, en la praxis buscan la ruptura progresiva. No disponemos de un manual de ‘lecciones aprendidas’ para aplicar a este nuevo horizonte novedoso para la UE y un futuro lleno de incertidumbre para Reino Unido.
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(1) Aclaración para discernir entre Gran Bretaña y Reino Unido: el territorio de ‘Gran Bretaña’ está formado por tres naciones: Inglaterra, Gales y Escocia: que junto con Irlanda del Norte forman el ‘Reino Unido’ de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
(2) Recomendamos ver la agenda del proceso desglosado por la UE en dos fases de negociación y el Art. 50 de extensión - European Council (Art. 50), 21/03/2019.
En el marco de la agenda económica, Brexit parte prematuramente en 2016 de instintos para levantar barreras contra el mundo, con un capítulo ultraliberal, que consideraba a la UE demasiado 'unionista' (statist), burocrática y provinciana. Entretanto, desde la perspectiva global de ciudades asentadas en un presente sostenible con miras futuristas hacia la Agenda 2030, como Berlín, Bruselas, Madrid, Nueva York o París, el Liberalismo significa utilizar el músculo que aún conserva Reino Unido al servicio del libre comercio y los derechos individuales, ya sea para respaldar a la Organización Mundial del Comercio (WTO, por sus siglas en inglés) o hacer que el Gobierno chino rinda cuentas por los abusos en Xinjiang. El mantra de Mr. Johnson está intensificando la escala de nivel/niveles al impulsar el crecimiento solo en algunas regiones. Mientras debería estar tratando de ofrecer generosamente a toda la ciudadanía británica la oportunidad de compartir la prosperidad. Eso significa fomentar la movilidad social invirtiendo más recursos para los más desfavorecidos y vulnerables; permitiendo la construcción de mayor número de viviendas a fin de que las personas más jóvenes puedan acceder a hogares decentes. Desarrollando una política de competencia enérgica para mantener a los responsables de los ministerios competentes en alerta y construyendo carreteras y ferrocarriles en áreas que han cambiado estructuralmente en horquillas de tiempo muy reducidas. hs2 debería ser parte de este ‘reseteo’: pese a que los números estimados resultan aún disparados, las ganancias generadas al aumentar la capacidad y la velocidad del ferrocarril en Reino Unido superarán las cifras de costes.
En el contexto de la agenda política de los últimos 150 años, el poder se ha alejado lentamente de las regiones inglesas periféricas hacia Westminster. Escocia y Gales recibieron una considerable autonomía en 1999, pero Inglaterra está altamente centralizada. Realizando un mapeo entre los clubs más selectos de analistas británicos, Brexit es percibido como “la venganza grotesca de Inglaterra contra Westminster” para otorgar privilegios especiales a Escocia y Gales, pero ignorando el resto de las regiones: cuando la consecuencia puede ser la ruptura de la unión de ‘Reino Unido’ con socarronería cacofónica. Pero sea cual sea el destino de la unión inglesa, un gobierno liberal necesita descentralizar el poder, no solo porque las decisiones reales de Estado se toman en la ruta de las necesidades de la ciudadanía, vinculada al sentir de cada ciudadano/a que tiene poder sobre su propio destino.
Reino Unido / Gran Bretaña ya no forma parte de uno de los grandes bloques mundiales: provocando que resulte vital encontrar un nuevo papel global. El efecto del Brexit se encuentra minado con interrogantes. Hace 3 días se abrió una fase sin precedentes en la historia de Europa. Nunca ningún Estado se había divorciado de la UE. Y tampoco jamás se ha negociado, por ningún experto politólogo-matrimonialista, un pacto de relación futura y un acuerdo de libre comercio entre dos bloques que, aún manteniendo intereses conjuntos, en la praxis buscan la ruptura progresiva. No disponemos de un manual de ‘lecciones aprendidas’ para aplicar a este nuevo horizonte novedoso para la UE y un futuro lleno de incertidumbre para Reino Unido.
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(1) Aclaración para discernir entre Gran Bretaña y Reino Unido: el territorio de ‘Gran Bretaña’ está formado por tres naciones: Inglaterra, Gales y Escocia: que junto con Irlanda del Norte forman el ‘Reino Unido’ de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
(2) Recomendamos ver la agenda del proceso desglosado por la UE en dos fases de negociación y el Art. 50 de extensión - European Council (Art. 50), 21/03/2019.
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Posted by Christopher Oscar de Andrés, on Monday, February 3rd 2020 at 08:40
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